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Foto del escritorEmiliano Zavala Arias

Sobre la consulta popular parte 2 - La otra cara de la moneda


Émili de la Zelva


El pasado domingo 1 de agosto fui a votar en la consulta popular. Por un momento quise creer que podía participar de la política. Me encontré con algunos señores de la tercera edad, muy pocos, y prácticamente ni un participante más. No sé si fueron la gran cantidad de inconsistencias que decepcionaron a la mayoría de ciudadanos, o sí es que esperamos un pretexto para no participar y tener que trabajar de más para una política de promesas que nunca se han cumplido.

Me equivoqué en votar y participar en un acto que permitió justificar un gasto innecesario. No sólo se han desviado impuestos para llevar a cabo la consulta, muchísimos mexicanos destinaron su tiempo a montar y regular las casillas, así como contar votos. Y es que, si se trata de participar, de recuperar la política para el pueblo y no para el político, cuenten conmigo. El problema es que han jugado tanto con nuestras expectativas, que ya no creemos en ningún discurso político sin saliva.

Si hay algo que admiro de José revueltas es su compromiso con la escritura y con la memoria sensible. En Los días terrenales expone las contradicciones y fallas del movimiento comunista, siendo José Revueltas el más importante militante del partido comunista y marxista mexicano. El mismo movimiento comunista le pidió que retirara del mercado su obra, pues era acusado de traidor. En mi opinión, Revueltas lo escribió desde la honestidad, desde la mirada de un hombre sin banderas, no para poner en evidencia el fracaso del comunismo sino para poner en la mesa de discusiones los problemas a resolver de lo que el bien conocía y poder ser autocrítico.

¿Qué tanto la consulta se acerca a nuestras dudas como ciudadanos? ¿Qué tanto nuestra participación nos permite ser autocríticos? Yo pienso que en nada, pues, en un principio la pregunta la hizo el presidente en turno, desde sus necesidades y las de su partido, el congreso trató de parchar el partidismo y terminó por poner en la consulta la pregunta:


“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”

No necesitamos estar de acuerdo para que se cumpla la ley (a pesar de que sí lo estamos). AMLO nos ha hecho creer que los presidentes de sexenios pasados no pueden ser enjuiciados, pero constitucionalmente es legal; tan es así que ya una vez se juzgó a Luis Echeverría por los atentados hechos por el grupo llamado “los halcones”. Otra cosa es que la impunidad no respete partidos políticos ni banderas de cualquier color. O que es más fácil mirar la paja en el ojo ajeno que la viga en el de uno.

Estoy a favor de una consulta, donde nosotros hagamos las preguntas. Estoy a favor de participar de la política, donde se pueda participar y no solamente sea atole con el dedo. El pasado 1 de agosto fui a votar y reconozco que me equivoqué, sin embargo, también me despertó el sentido de mi ser político. ¿Qué pasará en un futuro? ¿Seguirán justificando el robo del dinero del pueblo con consultas? ¿Seguirán firmando acuerdos por debajo del agua? ¿Seguiremos sufriendo la ineptitud de los gobiernos mexicanos? ¿Seguiremos peleando entre nosotros por ver quién tiene la razón? ¿O será que empecemos a tomar acción por nuestra cuenta? Será que entre todos podamos recuperar nuestro país de las garras de la desidia, la corrupción y las mentiras políticas...




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