top of page
Buscar
Foto del escritorEmiliano Zavala Arias

Invitación a ver; Binta y la gran idea / o de la importancia del teatro

Emiliano Zavala Arias


Hoy en día, a causa de la pandemia redujimos nuestra vida social a lo aparentemente indispensable; a lo económico e intelectual. Sostenemos las clases a distancia, gastamos solo en empresas grandes, y del turismo y la naturaleza ni se diga. Los teatros y los recintos culturales son los últimos en la lista de importancia para el estado. Nos han vendido la idea de que el arte es un conocimiento secundario para la supervivencia del ser humano, pero no duraríamos cuerdos ni una semana si no escucháramos música o viéramos una película, si no leyésemos unas cuantas páginas de nuestro libro favorito. Aún más importante, este documental propone el arte como un medio para replantear las problemáticas que nos rodean y poder resolverlas desde el diálogo y la acción que engloba el concepto del teatro.

Del Cortometraje Binta y la gran idea (2004) no me quedan enseñanzas, sino imágenes profundas que me invitan a reflexionar por mí mismo, a no quedarme con lo que ya sé: la maravillosa sonrisa de una niña en su primer día de clases, anhelando crecer y descubrir al mundo; el rostro de una mujer indígena que al no saber matemáticas ha sido estafada por el malicioso comerciante; el padre de familia autoritario que les roba a sus hijos lo mismo que le han robado antes sus propios padres; los jóvenes que ensayan una escena de la vida y afinan el teatro del presente para estar alerta ante las problemáticas sociales; el padre amoroso que escucha a su hija con el corazón y decide luchar por los sueños de la pequeña niña, más allá de cualquier prejuicio sobre “la falta de madurez” en los menores.

El cortometraje trata el tema de la ambición, de la educación de casa y de escuela, la importancia del teatro y de la naturaleza. Aunque no podría saber lo que pensaba el director al hacer este trabajo, sí puedo reconocerme en cada uno de los conflictos y tener una reflexión individual, una reinterpretación de toda mi experiencia a partir de un objeto artístico.

Pienso el arte debería abandonar las ideologías, las posturas narrativas; cómo pesan los prejuicios al avanzar por un libro nuevo o una película diferente al cine comercial. Tendemos a defender nuestros gustos por lo que podemos reconocer lo “nuestro” en lo demás, pero pocas veces nos atrevemos a dejar atrás nuestro centro, la zona de confort. En mi experiencia, son las películas que me hacen cambiar de opinión, los libros que me introducen en otras perspectivas, las canciones que después de escuchar no me dejan ser el mismo; las obras de arte que sin previo aviso me transforman sin posibilidades de volver en el tiempo.

El hombre que estafa a la mujer indígena en el video, supongo que ha ido a la escuela pues sabe de cuentas, sin embargo, no tiene un sentido político del ser social, no se da cuenta de la importante labor detrás del producto que él está necesitando de ella. Es ignorante ante las necesidades colectivas y afectivas que inician en casa con la familia y amigos. Lo que necesitamos hoy en día no es una mayor acumulación de información, sino un sistema de valores que nos ayude a escoger e implementar el conocimiento de la mejor manera; que sería de forma proactiva, es decir ganar-ganar.

La obra de teatro que ensayan los adolescentes permite un diálogo entre la juventud con su núcleo familiar, donde se cuela la duda y la creatividad entre la dureza del discurso autoritario del padre, para que deje ir a su hija a la escuela. Estoy de acuerdo en la importancia que significa para las mujeres (lo cuál repercute en la sociedad entera) que deban tener acceso a las oportunidades que cualquier persona merece, mas me parece igualmente importante no perder los valores de lo mujeril, de la tradición heredada en los tejidos de generaciones, la importancia del conocimiento del cuerpo, el símbolo de la caverna donde nace la vida y queda enterrada la muerte, más allá de la razón pura, en el misterio de lo femenino.

El antiguo proverbio árabe nos dice “cuenta tu aldea y contarás el universo”. Este documental nos permite ser cómplices, desde la mirada de un niño indígena de Senegal, África, de dos de las maneras de habitar el mundo; desde el consumismo occidental que solamente autoriza el tiempo destinado a producir ganancias para ser capaces de gastar y presumir de ello a los que “tienen menos”, o en el mejor de los casos para sobrevivir a la competencia global; pero también nos brinda la amable mirada indígena que desde el ocio, el arte y la creatividad se da la oportunidad de repensar y replantearse la riqueza y recursos que ya existen en nuestra realidad; una armonía que nace de la observación del el territorio que cada quién habitamos un conocimiento y respeto profundo por la naturaleza que nos rodea.


Cita del cortometraje:

Manso, L. (productor) y Fesser, J. (director). (2004). Binta y la gran idea [documental]. España y Senegal: Magnolia Pictures.






36 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

댓글


bottom of page