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Foto del escritorEmiliano Zavala Arias

Femme fatale

Actualizado: 6 feb 2021

Émili de la ZelvA


“¿Eres <<moralmente>> tan anticuada que consideras la vanidad femenina una frivolidad? Ya deberías saber que las mujeres quieren sentirse guapas para sentirse amadas. Y querer sentirse amada no es una frivolidad."

Clarice Lispector. (2011). Apariencia: todo tiene remedio. Sólo para mujeres: Siruela.


Ya que me he depilado, maquillado y desmaquillado, he usado sostén, otras prendas ajustadas y zapatillas incomodísimas; comprendo a las mujeres que desisten de ello y una larga lista de protocolos; incluso yo lo practico cada vez menos al punto de volverlo algo íntimo y extra ordinario. Que la belleza cuesta es un hecho, mas lo que he nombrado refiere a lo bonito, a lo estéticamente correcto para la sociedad; la belleza va menos allá, está al alcance de los ojos, habita en el cuerpo de cada mujer y de quien se sueña en lo femenino. Para mí, la belleza de la mujer es el arma de atracción más precisa y eficaz que existe. Por eso pienso que se le ha robado y pisoteado; bombardeado con estereotipos de moda que han acabado con la mística de los textos antiguos, por miedo de los “grandes” dirigentes del mundo.

La expresión “Femme fatale” refiere a un personaje tipo; un modelo humano o animado que reúne el conjunto de rasgos físicos, psicológicos y morales, prefijados y reconocidos por una sociedad. En la actualidad refleja mayormente a los de una villana que usa la sexualidad para atrapar al héroe y suelen representarla de libido insaciable. Ya es costumbre para nosotros dar connotaciones negativas al derecho de la mujer sobre su propio cuerpo.

Por lado no era así en otros tiempos. En la obra épica más antigua de la que tenemos conocimiento encontramos a Shamhat, (prostituta sagrada) que con tan sólo desnudar su cuerpo fue capaz de hincar las fuerzas de la naturaleza encarnadas por Enkidu, quien anteriormente había vencido a Gilgamesh (gobernante de Úruk) y ahora se ponía al servicio de la civilización. Gracias a estas tablillas que nos cuentan sobre las hieródulas, nos llega el vestigio de una magia que duerme en nosotras, las personas.

Para la sociedad mexicana en general el sexo es un tema difícil. Que por lo regular no se trata entre familia. Yo aprendí del tema en la escuela que toca el tema como si fuésemos máquinas sin sentimientos, y por otra parte en un chat de internet, de citas para travestis donde la descripción física era la carta de presentación. Podría decir que tenía una manzana de Adán, que mis pies y manos eran largos, que no tenía senos, que por más que me rasuraba siempre se notaba un tono verdoso en la piel donde se acumulaba el vello. Yo sabía que no era mujer, ellos también lo sabían, pero también tenía partes femeninas. Me describía más bien de espalda delgada y de 179 cm de altura, de piernas torneadas y nalgona, piel morena, cabello largo y castaño, ojos lindos y labios carnosos.

Nunca rompí la línea del anonimato, era mayormente por escrito y eso me empujaba explayarme, a seguir practicando mi escritura erótica. Sabía que era un ámbito peligroso y que debía andarme con cuidado, pero me daba cuenta que mi cuerpo era capaz de arrodillar a muchos hombres. Hace mucho que dejé de hacerlo, ya que en esos sitios virtuales no había mucha gente interesada en un ejercicio literario...

Últimamente descubrí el deseo por la lectura, una compañía que viene solo cuando la necesito, me abraza con su cúmulo de años, me enajena sacándome de la piel para luego devolverme en completa presencia de mí mismo, extasiado. Leer tras 20 años de no haberlo hecho, me parece ahora un tesoro perdido, un hábito indispensable o tal vez un vicio que ya no sé soltar. Entonces yo era muy ingenua y pienso que leer te da herramientas contra el mundo. Leer al menos, -como dice Lispector en su artículo de "Sólo para mujeres":

“-para no parecer boba, para que no salgan sapos y serpientes de tu boca.”

(Clarice Lispector. (2011). Apariencia: todo tiene remedio. Sólo para mujeres: Siruela. )


Hace falta leer cualquier revista o libro, los carteles de la calle, los volantes que reparten desconocidos, es posible leer gestos de los rostros de la gente, los días al lado de tus seres queridos se pueden leer también, leer hasta la pasta de dientes, el tiempo perdido, leer hasta caer dormido y volver a leer al día siguiente.


Cuando a nuestro expresi, Peña, se le preguntó en una feria del libro sobre tres obras que lo hubieran marcado, contestó la biblia y después titubeó. Nos burlamos sin saber que Biblia significa conjunto de libros sagrados, por lo que tenía más que cubierto el requisito del periodista. Fuera de broma y más allá de ver la Biblia como un recetario espiritual el cuál debemos ejecutar de manera científica en nuestras vidas modernas (lo cual me parece absurdo), pienso que sus historias guardan una inmensa cantidad de datos históricos y antropológicos de sus épocas, como un fondo literario enorme. Mas lo interesante para mí es lo que guarda con su lenguaje repetitivo y musical, la esencia, no de lo malo y lo bueno, sino todo lo contrario ...de lo humano que es ambas.

En uno de mis libros favoritos, Judit, se hace un recuento de la historia del pueblo Israelita; hijos de los Caldeos que salieron de Mesopotamia que no quisieron seguir a los dioses de sus padres. (Pudieron ser los hijos de la cultura que retrata el poema a Gilgamesh quienes ahora aparecen en textos bíblicos) Pasaron por Egipto, sufrieron la esclavitud; después fueron liberados y Dios secó el Mar Rojo para dejarlos pasar; su camino siguió por el Sinaí, Cadés, Bernea, el país de los Amoneos, Jordán. Después se dice que desobedecieron a su dios, él destruyó las ciudades y se les perdió el rastro a los Israelitas. Hasta ahora que han vuelto a tener fe y que han resurgido de las catacumbas.

Tras el largo repaso por una tradición proteica y sustancia de siglos, se derrochan grandes recursos literarios para describir la ira de Nabucodonosor, tirano que se proclamó a sí mismo dios y juró destruir a los que adoraran a otro.


“cubriré toda la superficie de la tierra con los pies de mis soldados, a los que entregaré el país como botín. / 8.Sus heridos llenarán sus barrancos; sus ríos y torrentes, repletos todos de cadáveres, se desbordarán; / 9.y los deportaré hasta los confines de la tierra. / 10.Parte, pues, y comienza por apoderarte de su territorio. Si se rinden a ti, resérvamelos para el día de su vergüenza. / 11.Pero que no perdone tu ojo a los rebeldes. Entrégalos a la muerte y al saqueo en todo el país conquistado."

Judit, 2 - Bíblia Católica Online


Si algo sabemos es que siempre ha habido y habrán tiranos en la tierra. El poder corrompe a los hombres con la lógica corrupta y la estadística que deja de lado la vida de los pueblos. La estrategia y la conquista se vuelven lo único importante para ellos. Hasta en la ciencia hay tiranos que buscan borrar el conocimiento milenario que resiste en el cuerpo de lo femenino, hacen estudios y comprobaciones de unos cuantos años para infravalorar la sabiduría mística.

Judit conocía el alcance de su belleza. En silencio tramaba un plan que, aunque fundamentado en su fe por el señor, resaltaba su temple íntegro y cimentado como una mujer viuda que había enfrentado a la vida ella sola:


"se quitó el sayal que vestía, se desnudó de sus vestidos de viudez, se bañó toda, se ungió con perfumes exquisitos, se compuso la cabellera poniéndose una cinta, y se vistió los vestidos que vestía cuando era feliz, en vida de su marido Manasés. / 4.Se calzó las sandalias, se puso los collares, brazeletes y anillos, sus pendientes y todas sus joyas, y realzó su hermosura cuanto pudo, con ánimo de seducir los ojos de todos los hombres que la viesen."

Judit, 10 - Bíblia Católica Online


Así se acercó al campo donde descansa el ejército de Holofernes (sirviente de Nabucodonosor). Fingió llevar una ofrenda de vino y comida para darse por vencidos. Cayó el ejército rival en la trampa solamente de admirar su belleza. El general rompió en júbilo por su amabilidad que ofreció una fiesta con el fin de llevar a Judit a su cama. Ella esperó a que Holofernes se emborrachara y cayera dormido en la habitación para cortarle la cabeza con su propia espada. Salió con el cráneo en la bolsa de cuero donde llevaba antes el vino, atravesó el campo de soldados dormidos, hasta el pueblo de Judea donde mostró que en una noche había logrado acabar con el más “grande” de los tiranos.


La literatura me abrió la posibilidad de usar vestidos con un libro llamado Ulises 2300 que leí cuando era niño. Ahora me nutre de otros textos que circundan mi apariencia de femme fatale; de Inés Arredondo, Amparo Dávila, Clarice Lispector, Guadalupe Dueñas, Elena Garro y miles más que no he leído. Me da la oportunidad de explorar y habitar la gramática en mi experiencia, que hiere y es herido por el paso del tiempo en lo que deja escrito en carne propia. En silencio mi ejercicio se alejó de los chats promiscuos y salvó el erotismo entre sus versos.


Mi maestro Raúl Motta alguna vez dijo en clase que las flechas de Eros desgarraban la carne al salir. Que el erotismo así como arrobaba el alma, debía herir marcándola para siempre.


Retomo las huellas que me ha dejado el arma más letal del mundo, que se han vuelto cicatriz y yo me he convertido en la herida. Mi carácter se hace de retazos de piel ajena a lo masculino. Avanzo con cuidado por las letras, para no alejar a quien escucha con sus poros abiertos a este abrazo que se consagra lentamente en mis palabras delicadas; con mi humor fuerte que lastima el significado en carne propia de lo mujeril.


Por último, prefiero cerrar con las palabras de una gran escritora, con la que abrí este texto: Clarice Lispector.

“Si piensas que «has nacido» así y que no tiene remedio, ten la seguridad de que estás desistiendo de algo muy importante: de tu propia capacidad de atraer. ¿Quieres saber algo? La obesidad tiene remedio. El pelo sin vida tiene remedio. Una cara sin gracia tiene remedio. Todo tiene remedio. ¿La solución? La solución es no ser una mujer desanimada y triste. Y la otra solución es tener como objetivo ser «tú misma», pero más atractiva, y no alcanzar un tipo de belleza que nunca podría ser el tuyo.”

Clarice Lispector. (2011). Apariencia: todo tiene remedio. Sólo para mujeres: Siruela.




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