Emiliano Zavala Arias
“ƑPor qué escribir es tan peligroso? Mejor dicho, Ƒpor qué para dominar a un pueblo es esencial destruir sus textos, sus escritores y su capacidad de escribir?”
Gregorio Hernandez Zamora. (2004). Se puede leer sin escribir?. 2004, de La jornada Sitio web: https://www.jornada.com.mx/2004/04/18/mas-puede.html
Qué pasa con el espejo de la palabra que me aterra mirarme en su reflejo. Me asusta el hecho de leerme tal y como soy frente a la hoja en banco. Gregorio en se puede leer sin escribir? me convenció de la importancia de pensar por mi cuenta y sin embargo la conquista de otros tiempos llega hasta mi subconsciente. ¿Por qué me siento más cómodo repitiendo argumentos de autoridad, en lugar de pensar por mí mismo? ¿Porqué me siento más cómodo siguiendo órdenes en la escuela, en lugar de problematizar mi escritura?
“Palabra” proviene de una alteración de parábola, voz patrimonial del latín que se traduce como comparación. ¿Una comparación entre qué? Entre lo que soy y lo que fui, entre lo tangible y lo abstracto, entre la memoria y el cuerpo. Cuando la palabra está dicha no hay vuelta atrás, y el hubiera dibuja una línea de pensamiento paralela a la realidad.
"Borrar del mapa la cultura escrita de un pueblo es una de las primeras acciones que todo ejército invasor que se respete lleva a cabo. "
Gregorio Hernandez Zamora. (2004). Se puede leer sin escribir?. 2004, de La jornada Sitio web: https://www.jornada.com.mx/2004/04/18/mas-puede.html
Del vértice entre tiempo y espacio nace la palabra, que por un lado es enfermedad y por el otro nos brinda la cura. Los mexicanos (al menos en su mayoría) estamos enfermos del castellano. Sin embrago el idioma español mexicano cuida de nuestro espíritu con el alma de otras lenguas propias de nuestra geografía, desde las cuales significamos el mundo. Nosotros mismos somos el vértice en que se unen conquistador y conquistado; es esa misma herida la que nos sumerge en la eterna búsqueda de nuestra identidad.
Al pensar la historia la concibo como algo establecido. Se me olvida considerar que sigo escribiéndola con mi existencia y que por tanto no he terminado por definir y defender el significado de mí ínfimo paso por la humanidad. Los seres humanos no somos, estamos siendo y en ese sentido todos seguimos tratando de responder la misma pregunta ¿Quién(es) so(mos)y?
Es decir que estamos unidos por la herida abierta del presente. Estamos definidos tanto por nuestras latitudes como por la cicatrización de la palabra en nuestro idioma. Por una parte nos gobierna el presente perfeccionamiento del español y por la otra nos alimenta un pasado profundo que revela en nosotros retazos de la voz de la memoria.
Herir y curar están equidistantes del vértice nombrado. Se dice que Dante Alighieri escribía con un estilógrafo para herir la hoja al marcar en ella la palabra escrita; mas a cuantos nos ha salvado con su obra. Cuando somos pequeños conocemos al mundo a través de la palabra. Al crecer afinamos nuestro sistema para definirlo, lo separamos en acciones, animales, conceptos; segmentamos el significado absoluto del universo, sólo así sobrevivimos. Es una línea delgada la que divide la vida y lo muerte. La palabra es herida y cicatriz, nos da carácter.
<<En ningún nivel educativo se explicaría a los estudiantes que al escribir se convierten en autores de lo que piensan (para "autores" -o sea, personas autorizadas para escribir y pensar- bastaría con un Monsiváis y una Poniatowska; Ƒquién necesita un Pérez o un Hernández?). En cambio, desde el prescolar hasta el posgrado, les dejaríamos bien claro que su identidad ha sido, es y siempre será la de "alumnos que no saben escribir". >>
Gregorio Hernandez Zamora. (2004). Se puede leer sin escribir?. 2004, de La jornada Sitio web: https://www.jornada.com.mx/2004/04/18/mas-puede.html
En mi paso por las academias me he encontrado con muchos profesores y profesoras que no hacen más que insultar los textos de sus estudiantes y a los estudiantes mismos, robándoles la capacidad y el interés de aprender a pensar por sí mismos.
Recuerda que nadie te puede enseñar a escribir, pero siempre es buena hora para que tú comiences a aprender. Escribir es tender un puente entre tu imaginario y lo social, es establecer un vínculo entre lo espiritual de la palabra sin tiempo y el cuerpo del libro que en su vida va adquirirá distintos lectores. En la palabra se besan los mundos, cualesquiera que habiten tu presente, tu pasado y las inquietudes de tu futuro.
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