Émili de la Zelva
A ti, Maestro espiritual, hoy me encomiendo con la escritura. Guía en el camino de los iniciados, lámpara que ilumina el cuerpo de mis sueños, sombras que escribieron mi pasado. Ayúdame a contemplar más allá de lo visible, de mis lecturas, que quiero salir de esta oscuridad del cuerpo. Y permite que conmigo regrese esta piel amuleto con que cubro la vergüenza de este flaco esqueleto.
No hay más soledad que la de pensar en la muerte, y así enflaca mi suerte que se ha de revelar única. Es este abismo encarnado que no ha de terminar y que llamamos ser humano por no poderlo explicar. Intenso naranja del fuego que levanta alegrías y las vuelve cenizas luego. Símbolo de fertilidad masculina, semilla del conocimiento, la maldad, creatividad, ideas, inventos guerras, muertos. Que valga la pena si he de opinar, sino mejor guardo silencio.
Mas mientras haya voz hay vida. Sigo escribiendo incoherencias, delirios de persecución, mentiras que algún día valgan el sustento de mi independencia. Te rezo a ti número nueve, tres veces el símbolo tres, tejido triangular del cuerpo, que se extiende hacia el universo. El más alto de los números decimales, la iluminación. Germina en mí una nota que ensancha su radícula hasta la garganta del mundo, y mi cuerpo es música en acción que resuena cada vez más en lo profundo del sentido de supervivencia de este corazón.
Canto también la sombra de esta carta; del mal guía, la soledad impuesta, los malos consejos, la estupidez y la imprudencia. El hablar mucho y el no saber escuchar se esconden en los rincones de una oscuridad a la que no puedo mirar. Alúmbrame, faro de luz, a mitad del mar absurdo de la vida, y déjame pelear por llegar por fin a tierra firme; permite que la marea de mi sangre no se esfume en la espuma de sal.
A ti, Maestro espiritual, hoy me encomiendo con la escritura; camino solitario. Guía en el anhelo de los iniciados, lámpara que ilumina el cuerpo de mis sueños, sombras que escriben mi pasado. Ayúdame a contemplar más allá de lo visible, de viejas lecturas de mí; quiero salir de esta oscuridad ensimismada. Permite que conmigo regrese esta piel amuleto con que cubro la vergüenza de este esqueleto flaco, para sentir el universo habitar mi cuerpo en el orgasmo.
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