top of page
Buscar
Foto del escritorEmiliano Zavala Arias

Crítica "económica y rendidora" a Roma de Alfonso Cuarón

Actualizado: 6 mar 2021


Emiliano Zavala Arias

Negro. Logotipos de las casas productoras. Cd. De México, año 71. El día Inicia con la primera escena. La cámara en posición cenital muestra los azulejos gastados del piso; cuadrados blancos, grises y negros conviven en la pantalla, percibo lejos el ruido de la ciudad 50 años atrás, sonido de los pies que caminan pisando charcos. -Alguien- lava el patio a cubetadas de agua que nos sumergen en un ritmo parecido al de las olas del mar; lentamente el agua con jabón cubre el suelo volviéndolo un espejo que revela dos edificios altos a los costados de un pasillo de cielo que atraviesa un avión, posteriormente aparece escrita la palabra “Roma” en mitad de la pantalla. Misma toma, la cámara hace un trávelin en arco: vemos a la protagonista frente al portón de la entrada, quien ha estado lavando el patio; camina, la acompaña un trávelin horizontal, pasan de largo una puerta y ella entra al baño de servicio, revolotean los pericos enjaulados afuera unos segundos, sale del baño, saluda al borras (mascota) y la vemos entrar a la casa principal por la puerta trasera.


La primera vez que vi la película pasé por alto la mucha información que contiene tan sólo la primera escena. Hoy podría desgastarme en dar mi interpretación de cada escena. Sin embargo, me gustaría mejor adentrarme en la experiencia "económica y rendidora" que significó para mí. A menudo siento que pierdo el tiempo cuando vuelvo a ver una película o a leer un libro que ya “conozco”. Pero he crecido, ha pasado el tiempo, veo de forma diferente a la vida de manera social e individual y lo veo de una perspectiva diferente.

Con Roma de Alfonso Cuarón me costaba trabajo entender varias referencias y sobre todo esperaba a que pasara “algo”. ¿Por qué parece que no hay diálogos densos, con reflexiones apabullantes? ¿Qué hay de los efectos especiales, del drama? Esperaba la claridad que nunca llegó, y me perdí de disfrutar los detalles en cada parte del filme, la narrativa en su imaginación (...de imágenes, claro está). Como guion no me parecía una pieza única, debía ser porque ni siquiera hubo uno fijo en toda la grabación, sino escaletas, estructuras.

Durante las siguientes escenas, Cleo: ordena la casa, atiende el teléfono, recoge a los niños de la escuela y los atiende, y aún mientras lava la ropa en la azotea conserva el ánimo de jugar con el más pequeño de la familia. Detiene el tiempo de sus obligaciones y se acuesta imaginarse fuera de la realidad, peleando un duelo de pistolas que el niño gana. “Me gusta estar muerta” -concluye ella.

Típicas canciones mexicanas como Solo y herido de Leo Dan, No tengo dinero de Juanga’. La nave del olvido de José José, Sombras nada mas de Javier Solís, acompañan los tiempos a solas de una trabajadora doméstica que canta y no para de atender la casa y la familia. La película teje con detalles el color de una época en escala de tristezas y de grises.

Avanza la historia, conocemos la vida al interior de una casa de la colonia Roma a principios de la década de los 70´s. El padre, de bata blanca, sorprende a su familia al llegar temprano. Cenan frente al televisor, miran ensalada de locos y ríen. Cleo recoge los platos sucios y por unos segundos observa el programa, apenas la abraza uno de los niños la madre interrumpe con el pretexto de mostrar una atención a su esposo, quien parece ignorarla en todo momento. Los niños se quejan. Cleo prudentemente retoma sus labores.


Después de haberla visto un par de veces y de investigar un poco sobre la época, me di cuenta que recopilaba un cúmulo de nostalgia para aquellos que sí habían vivido en esos días; el Kinder a puerta abierta y sin preocupación por la inseguridad, los lugares concurridos, los automóviles; cada parte de la fotografía era un viaje en el tiempo. El pasar la tarde junto a la señora ajena que nos solo nos cuida, nos acompaña.

La protagonista es la última de la casa en acostarse, se encarga de apagar hasta la última de las luces. En el cuarto de servicio donde duerme con su compañera, se echan “carrilla” sobre la jefa en lengua mixteca. A lo largo del filme usan su idioma materno tanto para su privacidad, como para hablar en secreto frente a los dueños de la casa y los niños. No solo eso, el abismo entre el español y el mixteco, como el ama de casa y la sirvienta, la película y yo mismo, está formado solamente por la ignorancia y la falta de comunicación entre ambas dos culturas. ¿Hace falta que el filme se explique a sí mismo, o puede exigirme buscar lo que no sé? Cómo se empieza un diálogo con el arte, con un filme fijo. ¿Debo ser yo el que se mueva?

La trama avanza en sus detalles. Cleo revela a su novio en el cine que no le ha llegado la regla. Fermín, (con quien lo vimos desnudos escenas antes) da excusas tontas para huir de la situación. Ella se queda sentada en los escalones afuera del cine, esperándolo a mitad de un mundo de vendedores ambulantes: el de los baleros, los chocolates, la calaverita llavero, el globero golpeando el globo a un ritmo constante; la cámara aumenta la tensión al hacer un avance que culmina en el primer plano del rostro afligido de Cleo.

Es la primera en levantarse de la casa, quien atiende a toda la familia. Regresa a su puesto, todo el tiempo estamos regresando: a la casa, a sus labores domésticas; vemos desarrollarse distintos matices en la rutina de una misma persona y una habitación. Es Cleo el alma de la casa; quien reza el ángel de la guarda con los niños, los duerme y los despierta con una hermosa Canción Mixteca. Siempre tiene tiempo de cumplir con su responsabilidad, además de dar cariño y atención a quien lo necesita (los niños) y aun así recibir regaños de sus jefes por las cacas del borras. Cleo lava el patio una vez más.

Durante el filme los detalles de una cultura milenaria como la mixteca abraza el alma de los pequeños. A diferencia de sus propios padres que los ignoran por el trabajo o por las modas e ideales de la familia, o en el mejor de los casos los consienten para no tener que lidiar con sus preguntas. Pero el cariño sincero de un niño siempre se refleja en el comportamiento que abraza a la protagonista con cariño e igualdad.

A pesar de llevar la carga del hogar sin problema alguno, Cleo está temerosa de perder su trabajo y le revela a la patrona su embarazo. La señora de la casa, quien cambia de humor de manera radical, consuela a su sirvienta y la llama “tonta” dulcemente. La lleva al hospital donde parece estar en materia conocida, presumiendo de su esposo doctor. Sin embargo, Cleo muere de vergüenza de hablar frente a su jefa y lleva una cara de espanto ante las preguntas de la doctora.

Posteriormente Cleo enfrenta a Fermín. Lo encuentra por medio de su primo a quien Busca en Neza, lugar que ya antes había mencionado el mismo Fermín. Este patán amenaza con golpearla y se zafa de toda responsabilidad y se le ve correr hacia los camiones de la basura que transportan a los “entrenados” tras un cerro con las iniciales L.E.A. que más adelante serán obvias para la historia. El tema político de la película se teje en el fondo de las imágenes que guardan sus propias claves.

Cleo regresa a “casa” humillada por Fermín. Enseguida sus patrones se la llevan de viaje para pasar año nuevo en una hacienda familiar enorme. Ella es recibida por una empleada doméstica de más edad que la saluda con cariño y parece conocer de antes. La protagonista viaja al corazón de la familia para la que trabaja, presencia sus sucios secretos; la intenta tocar uno de los familiares borracho y ella lo evita y jamás dice nada. Se quema la hacienda familiar hasta el recuerdo de una mañana de cenizas.

Por las últimas escenas, de vuelta en la urbe, la mamá de su patrona y abuela de los niños ofrece regalarle la cuna a Cleo. Pero cuando están en la mueblería ocurre el conocido ataque de los Halcones en la Cd. De México del jueves 10 de Junio del 71. Cleo reconoce a Fermín que forma parte del grupo atacante, se miran cara a cara, parece que él puede matarla para eliminar el cabo suelto. Sus compañeros matan unos estudiantes y escapan, Fermín se retira sin quitarle la mirada a ella, vuelve a huir el cobarde. A Cleo se le rompe la fuente.

En el desenlace de la película vemos las complicaciones del parto. Pierde al niño. La patrona y los niños la llevan de viaje a la playa. Cleo, quien no sabe nadar se arriesga a entrar en el mar para salvar a los niños. Al salir se lamentan en euforia en un abrazo caluroso, Cleo revela que no quería al bebé en la intimidad de la familia.

La película termina con nuestra protagonista subiendo por las escaleras del cuarto de servicio, tranquila hasta los lavaderos de la azotea, y en el cielo aparecen los créditos

Roma está llena de signos propios de la época. Un guiño hacia una generación de adultos jóvenes, capaces de participar en la oferta y la demanda del cine mismo, capaces no solo de comprar un boleto de cine sino unas palomitas y alguna otra golosina. Tal vez Yalitza no sea actriz profesional, y tal vez la película no valga por lo que dice, sino por lo que significa. La obra de Alfonso Cuarón sugiere no sólo abrir los ojos al cine qué se ha hecho por mucho tiempo pero que no consumimos en los cines; da espacio a la representación de rostros distintos, de historias nuevas y narrativas perdidas.

Así como fui encontrando datos que me hicieron entender cada parte de la película, entré en el ritmo de una mujer que lava a cubetadas la cochera, como quien se sumerge en la furia de las olas del mar para rescatar a la niñez; démosles a los pequeños el tesoro de los idiomas nativos, de sus canciones de cuna, de su forma de abordar la familia con cariño.

Roma también es una invitación a otras generaciones (como la mía) a conocer parte de nuestro pasado, a convivir con otros grises más viejos en la pantalla. O ¿No reconocemos a la abuela que sólo está para consentirnos? ¿No extrañamos a un padre que nunca estuvo? ¿No somos un poco esa mamá dramática a mitad de la calle haciendo nuestro berrinche porque no nos gustó tal película? ¿No somos un poco Cleo? Que no sabe cómo tener una vida fuera de su trabajo, que esconde con pudor su sexualidad y a quien le han robado su identidad? Roma es una invitación a conocernos a nosotros mismos, ahondar en una época importante para la sociedad mexicana y que repercute hasta nuestros días. Roma es una película para re experimentar y adentrarse en el México antiguo y recuperar nuestra historia.



57 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

コメント


bottom of page